Los Premios Nacionales de Gastronomía son los máximos galardones que se otorgan en el sector gastronómico, y el pasado 18 de mayo se dieron a conocer los nombres de los nominados a los Premios Nacionales de Gastronomía. Estos galardones reconocen la labor de los mejores profesionales vinculados con el sector y la cultura gastronómica del país durante el año 2017.
Noticia de Diario El Mundo por Pedro Nuño de la Rosa / 20 de mayo de 2018
Nadie podía pensar, allá por los años 70 que dos críos, Vicente y Vicentina, distanciados en proximidad, precisamente por la competencia que se hacían los contrapuestos bares de sus padres: El Ponoch y el Manolín, adyacentes al coso alicantino y tan toreristas ambos como su clientela, al final serían una de las parejas que ha hecho época, siguiendo tan enamorados hoy, como si a güelfos y gibelinos, Shakespeare no les hubiese dado final prematuro y trágico, sino una temprana jubilación cargada de felicidad y preocupaciones por los nietos. Claro que eso habría sido menos literario.
A Vicente Castelló y a su esposa les han comunicado la estupenda noticia viajando por Brasil, ahora que pueden disfrutar del dolce far niente después de casi 50 años metidos en el cacho culinario, vigilando fogones y andando maratones entre barra y sala, hasta formar una empresa que hoy abarca tres restaurantes escoltando al buque insignia, el ya mítico Nou Manolín, un crucero, Piripi que viaja solo, y el paquebote arrocero Populi Bistró recuperando tradiciones.
A los Vicentes en ambos géneros los llamaron sus hijos, Silvia y José Juan para decirles que acaban de escuchar por la radio que todas las Academias Autonómicas de Gastronomía, incluida la valenciana (que ya es decir), y a las Juntas Directivas de la Real Academia de Gastronomía (RAG), de su Asociación de Amigos (AARAG) y de la prestigiosa Cofradía de la Buena Mesa, les habían otorgado uno de los mayores, si no el mayor, de los premios que pueden concederse[PN1] a un restaurador en este país: El Nacional de Gastronomía «a toda una vida».
Y por sumar enjundias, también se lo han concedido a su gran amigo José Gómez, Joselito como gran divulgador del jamón de Jabugo por los cuatro puntos del orbe, empezando por Manhattan. Recuerdo cuando a Joël Robuchon (31 estrellas Michelin), el cocinero galo, y anteriormente a Ferrán Adrià, considerado como el mejor cocinero del mundo, le preguntaron qué admiraba más de la gastronomía española respondió tan claro como conciso: «la barra del Nou Manolín y el jamón Joselito». Tan era así que él propiamente puso en París sucursal de magnífica ristra aperitivera (preludio de gastrobares), y colgantes en ringlera del otro diamante de cerdo onubense.
Después siguieron Nueva York, Shanghai, Londres, y un largo etc. de metrópolis futuristas que superaría la obligada extensión de este artículo, pero todos mirándose en un bar de una ciudad levantina cercana a Benidorm, y, sin embargo, capital de provincia. Sería injusto acabar este artículo sin citar expresamente a Vicentina Such, la mater familia de todo el clan Castelló, su paciencia, voluntad de hierro y horas trabajadas en el entonces anonimato de la cocina desde aquellos inicios de barra y sotanillo, merecen sobradamente este premio, porque de ella viene toda la antropología culinaria que ha hecho posible unos calamares antológicos, el punto exacto de plancha de una gamba roja, alcachofas laminadas, arroces al , o los antológicos escabeches, aunque la cara visible del Nou Manolín siempre fuera su marido Vicente.
O y también a César Marquiegui, el chef que lleva 30 años trabajando en la casa renovando cartas con una creatividad sobre la que todavía hay mucho que reparar, puesto que el Nou Manolín, amén de clasicismo mediterráneo, tiene segundas nupcias con la Nouvelle Cuisine y sus consecuencias. Y rematamos estas líneas asegurando el sostenimiento de una empresa familiar, porque tanto Silvia como José Juan Castelló (tanto montan) no se limitan a mantener la demostrada grandeza de sus padres, sino que la aumentan día a día desde el trabajo y la dedicación, quizás porque desde pequeños les enseñaron e inculcaron la dignidad de un título: Nou Manolín; pero también el obligado esfuerzo de una profesión.
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Los premios serán entregados el próximo 25 de junio. Si desea consultar el resto de nominados haga click en este enlace.